Sala 3. Claude Monet
bajo el microscopio
Para volverse loco, basta con intentar representar el tiempo, la atmóstefera, el ambiente.
Claude Monet
Port-Goulphar, Belle-lle (1887), Claude Monet
Manifiesto de la climatología cultural
Es hora de abrir un paréntesis para tener presente la
diferencia entre tiempo y clima. El primero es el estado instantáneo del cielo,
atmósfera y el océano en términos de variables como el viento, la nubosidad, la
lluvia, la temperatura, la cantidad de irradiación solar y la humedad. Si para cierta
región tomamos una serie de mediciones de tiempo durante cierto lapso con ello
podremos decir cómo es el clima de ese lugar.
Los futuros climatólogos culturales estarán bastante
ocupados recorriendo los pasillos de las galerías de arte analizando los
paisajes pintados por artistas no sólo contemporáneos, sino de toda la historia
del arte.
De 1899 a 1905 Monet trabajó en casi un centenar de lienzos
sobre el puente de Charing Cross, el puente de Waterloo y la Casa del
Parlamento de Londres. Para ese entonces ya había coloreado la atmósfera
londinense con tonos sombríos y característicos de lo que entonces los
flemáticos victorianos llamaban “una mezcla humo y niebla”, pero no tardaría en
conocerse como smog.
El interés de los climatólogos del siglo XXI, es estimar a
partir de las pinturas de Monet, la concentración de esmog y la visibilidad de
la atmósfera del Londres de principios del siglo XX.
A partir de un lienzo de Monet del puente de Charing Cross
en invierno, Thornes determinó que la visibilidad promedio era aproximadamente
1100 m.

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